Curiosidad


Los domingos a la mañana, la gente de "un lado de la vía" para para el "otro"a hacer las compras o a llevar a los chicos a la plaza. Como ahora hay un parquecito, los chicos acortan camino. El parque Ceferino, como le pusieron al predio del ferrocarril los devotos del santo -incluso hermita y todo- se llena de gente los días lindos. Hay hamacas, un tobogán y una calesita. Unos bancos de cemento en círculo donde además también se ven parejitas -eso a la tarde, claro- Entre árboles, gramilla, flor amarilla y rosetas, hay algunas flores: rayito de sol.
Cuenta la gente más vieja del pueblo, que en la época del ferrocarril, " este predio estaba lleno de cereal y madera, lista para cargar a los trenes. De acá salía todo..." A los años de abandono le llegaron los años en que el señor Berrios empezó a sembrar. Por eso ahora, entre vagón y vagón: verde y brillante.

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