hacia dónde nos lleva




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En la línea del tren
hay un vagón abandonado
donde yo vivo
y como un túnel
tiene dos ventanas siempre abiertas
se mueve sólo cuando yo duermo
por eso siempre amanezco en lugares distintos
aunque nunca he visto
la locomotora que nos arrastra

Pablo Carvajal Ortíz, poeta chileno.

1 comentario:

Raúl Llusá dijo...

Oda a un hermoso vagón

Simplemente un vagón
que llevaba riquezas
de pueblo en pueblo,
junto con la ilusión
de un país que crecía.

Simplemente un vagón,
pero cargado de signos,
de historias perdidas
en tiempos de abuelos;
de criollos perseverantes,
y de inmigrantes de fuerzas infinitas.

Un vagón tosco
pero fiel al suelo
de una patria dilatada
poblada de sueños.

En tu techo, a veces,
se ha visto viajar
al peón golondrina,
de cosecha en cosecha,
con pase permitido
por el bueno de Crotto.

Pero un día tus caminos
se hicieron imperceptibles.
Los que llevan las cuentas
cayeron en cuenta
que no les cerraban las cuentas,
y cerraron tu ciclo
y te condenaron al olvido.

Y con vos se desmoronaron
las ilusiones y el bienestar
de una gran parte de nuestra gente.

Terminaste arrumbado, a un costado,
molestando siempre.
El viento y la lluvia, sin embargo,
te visitaron con fidelidad exasperante,
arrancándote de a poco
pedazos de tu ser y tu pasado.

De pronto te descubriste feo, destartalado.

Pero los sueños jóvenes
son más fuertes que la herrumbre,
la putrefacción y el tiempo.
Ellos son los que motorizan
la eterna renovación del mundo.
A ellos (a los jóvenes y sus sueños)
vaya mi homenaje. ¡Salud, amigos míos!

Y también mi canto rinde su tributo
a este vagón, que vuelve del olvido,
para volver a transportar riquezas:
riquezas de otro tipo.
Riquezas aún mayores:
porque son aquellas
que hablan de perseverancia;
de porfía por lo bueno;
del valor de lo comunitario;
de lo público, más que de lo privado.

Manos jóvenes, dichosas,
-apasionadas-
te están arrancando a fuerza de sonrisas,
de risas y de esfuerzo,
esa fealdad que no te pertenecía,
esa fealdad a la que te condenaron
los cercenadores de futuro.

Y ellos,
los jóvenes de siempre,
te están retornando a tu esencia,
hecha de progreso y de futuro.

Hoy sos, otra vez, un vagón joven.
Sos un vagón de todos.
¡Yo te saludo, vagón hermoso!

Raúl F. Llusá
14-1-07